Artículo periodístico: Acassuso
HOY!
Teatro
Rafael Spregelburd: "Acassuso"
Un pantallazo en el detrás de escena de la Escuelita N°78: Humor y realidad a rajatabla.
Como era de esperarse, el director y escritor de esta obra (con la delicadeza y la belleza habitual) nos inicia en
su literatura, mostrándonos un mundo para muchos desconocido donde la realidad está narrada desde el humor.
Partido de Merlo, caminos de tierra y al fin: La Escuela. Se presenta con sus graves problemas edilicios y de presupuesto y con todos los paradigmas que se esperan: la vendedora de ropa, la maestra, la directora, la vice, la secretaria, la fonoaudióloga, el levantador de quinielas y la de gimnasia. Todos atravesados fuertemente por lo que se llamó
"El robo del Siglo" ejecutado con mucha precisión e inteligencia en la sucursal del Banco Río situada en Acassuso.
Cada uno, con su
interpretación, sigue los pormenores día a día tiñéndolos con colores románticos y monstruosos, en un intento de evitar la vida lineal que llevan en la escuela.
El escritor pone todo sobre la mesa dejándonos un argumento sencillo, vocabulario simple, rico y culto y personajes y temas claros.
Ahora me veo en la necesidad de llevar mi crítica, o hasta ahora, el simple artículo sintético, a un plano personal.
Como maestra y en algún momento alumna de la Escuela Primaria N°15 del Gran Buenos Aires, Partido de Vicente López, he recorrido las escuelas públicas de nuestra provincia y puedo decir que conozco a rajatabla lo que nos habla Rafael Spregelburd. He compartido café, aulas y palabras con la maestra Marta y la maestra Susana (nombres con los cuales Rafael identifica a la mayoría de sus personajes), he caminado los pasillos, las paredes despintadas y los caminos de tierra.
Sí, después de tanto absurdo, tanto humor, tanta ironía, la reflexión nos seduce... Hoy, años después, en lugar de mejoras la escuela pública se presenta estructuralmente en decaimiento y sus actores se componen de personas que insisten en la posibilidad de cambio y otras que parecen desarmar las esperanzas que quedan (por ahí, tal vez, también se presenta con armas de fuego).
Rafael nos propone la catársis, para luego... transportar los sentimientos al plano real, a las aulas, los recreos, los alumnos.
Como docente, como alumna, como madre, como parte de la sociedad argentina, la obra me ha arrastrado a un escenario de duda. Lo que queda,
transformar esa duda, en nuevas transformaciones y esta vez, transformación de pedagogías, de recursos, de ideas.